¿Cómo ve a la generación distribuida en México?

Es el sexenio de las oportunidades para los particulares y las empresas, pues las oportunidades están en todas las tecnologías detrás del medidor. Estamos cruzando un período donde la generación distribuida y la eficiencia eléctrica toman un rol central en las iniciativas de cambio. Y los particulares definitivamente tienen que aprovechar esta oportunidad.

Esa tecnología y sus modalidades asociadas en México (net metering, facturación neta y venta total de energía) se encuentran asociadas a un marco regulatorio vigente y sólido. Se trata de un ejercicio democrático donde los ciudadanos pueden participar en la descarbonización de las redes eléctricas y obtener grandes beneficios económicos. 

Es un esfuerzo conjunto donde privados hemos invertido más de dos mil millones de dólares en infraestructura eléctrica con grandes beneficios ambientales. 

¿Existe algún riesgo por parte del Estado?

El gobierno federal en México ha conservado un andamiaje regulatorio para la GD. No hay un ataque directo ni propuesta de reforma para esta modalidad. 

Evidentemente las acciones del gobierno federal en torno al empoderamiento de las empresas productivas del estado fomentó mucho debate en el sector eléctrico, pero esto no incluye a la GD. Incluso existen muchos documentos en México por parte de la Secretaría de Energía que promueven y garantizan su posición en el mercado, como el PRODESEN. 

Y como hoy en día se disputan iniciativas y reformas de ley que pudieran encontrar su camino hasta cambios en la Constitución, que de llevarse a cabo, una de las afectaciones será un suministro eléctrico asociado a una huella de carbono más alta, la generación distribuida se convierte en un recurso muy relevante para lograr una transición sustentable. 

¿Se puede mejorar el marco regulatorio de la misma?

Por supuesto. Será algo continuo e inevitable hasta cierto punto. Las políticas públicas de hoy representan el mercado de facto de mañana y creo que tenemos que ser cuidadosos en qué subvencionar. 

Si hoy en día no existe un compromiso, nuestro gobierno se rezaga y con ello su capacidad de establecer una vinculación económica que haga sentido y de beneficios a todos. Debemos empezar por esclarecer una ruta crítica y empujar hacia una simplificación de los términos sobre los que operamos día a día.

Por otra parte creo que la Secretaría de Energía verá a la GD como un aliado y oportunidad de promover las renovables y de establecer algunas iniciativas en favor de las descarbonización de las cosas, el empuje hacia un medio de vida sustentable, es algo inevitable. 

Ante ello, ¿cómo puede crecer la potencia la generación distribuida en México?

Estamos a 1.3/1.4 GW de GD, aunque me encantaría que las instituciones y la Comisión Reguladora de Energía tengan más al día con estos días. Pero desde mi posición teorizo que duplicaremos la capacidad en menos de dos o tres años. 

Creo que en cinco años podríamos estar cerca de los activos a gran escala, es algo importante y no se debe subestimar. Y estoy seguro que la generación distribuida puede llegar, cuando menos, a 2 o 3 GW en tres o cuatro años. Es un pronóstico complejo y ambicioso. 

Las políticas pueden estar subestimando el potencial de crecimiento que se tiene en la GD. Sin embargo, conscientes de ello no lo ven como una amenaza, no solo por su modus operandi y por la capacidad actual, dado que hablamos del 1% de los activos de generación del país.