Alex Pourbaix, Presidente y CEO de la compañía Cenovus Energy, no ocultó su disgusto con Norges Fund. Tenía motivos para estar molesto. El fondo más grande del mundo, con más de 1,1 trillón de dólares en activos, había vendido toda su posición en Cenovus Energy argumentando que “el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero de la empresa son inaceptables”.
Ese mismo día las acciones de su compañía se desplomaron 8% en la bolsa canadiense.
Esta escena de mayo se repitió con Imperial Oil, Suncor, Canadian Natural Resources, entre otras empresas. En todos los casos el motivo fue el mismo: los riesgos asociados al Cambio Climático no estaban siendo adecuadamente reportados ni gestionados.
Norges Fund es sólo uno entre muchos otros fondos de pensión y gestoras de fondos preocupadas por el impacto que el Cambio Climático tendrá en el valor de sus inversiones. BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, con más de 6,5 trillones de dólares en activos también comienza a tomar el Cambio Climático en serio.
Envió una carta a todos los CEOs y les advirtió: si no muestran un progreso en reportar y gestionar los riesgos vinculados al cambio climático, van a votar en contra de la gestión en las Asambleas de Accionistas. Es comprensible.
El Banco de Pagos Internacionales, una organización formada por los Bancos Centrales de EEUU, Alemania, Reino Unido, entre otros países, ha emitido una alerta. El sistema financiero internacional corre riesgos crecientes de desestabilización a causa del Cambio Climático.
La crisis de COVID-19, al contrario de lo que uno pudiera predecir, no ha detenido la presión por reportar y gestionar los riesgos asociados al cambio climático. En EEUU y Canadá, los votos a favor de las mociones relacionadas con temas ambientales tuvieron un 32,7% de aceptación en los primeros seis meses de 2020, comparado con 21,9% en el mismo período en 2019.
¿Mejor prevenir o curar?
Muchas de nuestras empresas en Latinoamérica están adelantándose a la presión para que no los tome de sorpresa. No sólo para cumplir con los estándares propuestos por BlackRock, Norges Fund y otros.
También los bancos internacionales quieren conocer cuál es la exposición que tendrán sus préstamos a los riesgos del cambio climático. Morgan Stanley es el último que se ha sumado a una larga lista de bancos que van a solicitar información sobre emisiones para aprobar futuros préstamos.
Pero la presión no vendrá sólo de fondos y bancos. La Comunidad Europea, la región más decidida a actuar para reducir las emisiones, ya trabaja para crear una barrera para-arancelaria para aquellas empresas (o países) que no puedan demostrar una acción similar. John Kerry, el anterior secretario de Estados Unidos, cree que con certeza ocurrirá una “tarifa de emisiones” para ingresar productos y servicios a Europa y que lo único incierto es cuándo entrará en vigor.
Como si no fueran suficientes motivos, empresas globales como Microsoft, British Telecom, Zalando, y muchas otras, cada vez más requieren que sus proveedores les provean información sobre emisiones.
Un conjunto de fuerzas que avanzan en una misma dirección y que las empresas en Latinoamérica, más bien temprano que tarde, verán motivos suficientes para gestionar los riesgos asociados al Cambio Climático.
¿Cómo va a beneficiar a las renovables que las empresas reporten emisiones?
¿Cuál es un elemento fundamental para gestionar los riesgos asociados al Cambio Climático? El reporte de emisiones. No se puede gestionar lo que no se conoce. Las empresas que deciden hacer públicas sus emisiones tienen un único camino por delante: mostrar progreso y gestión.
Existen diferentes alcances que las empresas pueden incluir en un reporte de emisiones. En todos los casos el desafío siguiente es preparar un plan de mejora en los niveles de emisiones. Aquí es cuando las empresas evalúan las opciones que tienen a su alcance.
¿Cómo poder mejorar las mediciones con la mejor relación costo/beneficio? Habitualmente la primera respuesta es siempre la misma: energía renovable. En la mayoría de países en Latinoamérica ya existe un mercado suficientemente maduro en el que las empresas están contratando energía renovable.
Reemplazando una energía de fuentes convencionales por energía de fuentes renovables permite mostrar progreso en los niveles de emisiones.
Una empresa global con operaciones en Latinoamérica a la cual estamos asesorando fue terminante: “a igualdad de condiciones en el abastecimiento, incluso si la energía renovable es un poco más cara, igual nos gustaría considerar esta opción”. El beneficio de la inmediatez.