En el marco de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, en Chile están avanzando a escala piloto cerca de una decena de proyectos. Entre ellos  pueden destacarse por lo menos cinco por su envergadura: HIF; HNH; HyEx; HOASIS; y METH2.

Fuente: GIZ

La meta del país es llegar a una producción de 25 GW para el 2030 de este fluido elaborado a partir de renovables no convencionales, a un precio en torno de 1,5 dólares: uno de los más competitivos del mundo para esa fecha. Según estimaciones del Gobierno chileno, para inicios de esa década el hidrógeno representará un mercado de unos 25.000 millones de dólares, de ahí la importancia de esta apuesta.

Para lograr ese objetivo, el Gobierno de Sebastián Piñera definió destinar una partida de 50 millones de dólares anuales. “Es un avance que haya un subsidio así para proyectos, pero la verdad es que si queremos escalar la propuesta necesitamos mucho más financiamiento”, advierte a Energía Estratégica Marcelo Mena, exministro de Medio Ambiente de Michelle Bachelet.

Para poner en relieve su concepto, el académico compara: “Si se prorratea lo que gasta Alemania en hidrógeno verde a lo que es el tamaño de la economía de Chile, para que seamos realmente competitivos los subsidios deberían crecer a 700 millones de dólares al año y no 50”.

“Tenemos proyectos que en su etapa inicial se van a desarrollar con éxito, pero el salto siguiente requiere de un rol mucho más activo del Estado en garantizar esas inversiones”, indica Mena y remata: “Debemos escalar y aumentar el subsidio porque, en el fondo, este financiamiento es apostar por el futuro de Chile y, por lo tanto no debe ser una apuesta tímida sino mucho mayor”.

¿De dónde conseguir los fondos?

La tarea que propone Mena no parece sencilla. Se trata de aumentar por 14 los subsidios. Pero, para el especialista, quien fue parte del Comité Asesor por la Acción Climática y del Consejo Asesor de Hidrógeno Verde, precedidos respectivamente por la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, y el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, la clave está en aumentar y ampliar el Impuesto Verde.

Actualmente ese gravamen es de 5 dólares la tonelada de CO2 equivalente. “Hace tiempo que el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, han recomendado que fijemos un precio al carbono más alto que el actual, porque si bien son importantes no han sido efectivos para reducir emisiones”, indica Mena.

Es por eso que propone, como mínimo, sextuplicar su valor, llevándolo a 30 dólares por tonelada de CO2 emitido, y aludir a sectores que actualmente no están gravados de manera equivalente con la contaminación que generan, como la gran minería.

De ese modo, estima Mena, podrían recaudarse desde 200 a 800 millones de dólares al año por el Impuesto Verde, que podrían ser destinados a generar mayor competitividad en proyectos de hidrógeno verde.