Desde la reforma energética del 2013, México ha tratado de combatir la tendencia a la baja en la producción de hidrocarburos. Sin embargo, según Paul Alejandro Sánchez, analista del sector energético, a pesar de los esfuerzos por atraer inversión privada entre 2014 y 2018, el cambio de enfoque bajo la administración de AMLO detuvo este avance.
Paul Sánchez recordó que la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) dejó en pausa las rondas petroleras antes de la toma de protesta del pasado presidente, pero no se enviaron nuevas propuestas y todo se centró en asignaciones directas a PEMEX, limitando la capacidad de desarrollo.
Esta concentración de operaciones en una sola empresa ha llevado a que la producción continúe cayendo. “Aunque PEMEX ha invertido, trabajado nuevos campos e incluido los condensados, la producción no deja de caer”, comentó Sánchez . La producción que en el inicio del sexenio de AMLO era de 1.8 millones de barriles diarios, hoy se encuentra en 1.4 millones, muy lejos de la meta inicial de su gobierno de alcanzar 2.5 o hasta 3 millones de barriles diarios hacia el final de su mandato.
Este panorama refleja las limitaciones de la inversión pública para aumentar la producción. Desde su experiencia, el analista consultado considera que el país necesita un enfoque de contratos múltiples y pequeños que permita a diversas empresas desarrollar los recursos reales de México, que se encuentran principalmente en el noreste del país y requieren técnicas como el fracking. Sin embargo, el gobierno saliente ha mostrado una postura renuente a aplicar esta tecnología, lo que ha reducido las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
Respecto a las proyecciones futuras, Sánchez no espera un cambio radical en la estrategia de la actual administración. “El nuevo director de PEMEX y la presidenta de México han indicado que se va a continuar en la misma línea: se va a desarrollar a través de PEMEX y no habrá rondas, pero lo que pudiera haber serían contratos incentivados”, afirma. No obstante, esto no parece suficiente para revertir la tendencia. “Podríamos reducir otra vez la perspectiva de largo plazo y le añado el hecho de que no tenemos una tasa de restitución de reservas adecuada”, advierte. Según el analista, la tasa de restitución de reservas de gas natural y de líquidos de hidrocarburos se encuentra muy por debajo de lo esperado, lo que deja a México con una ventana de 8 a 10 años antes de llegar a niveles mínimos de producción.
En este contexto, el anuncio de Víctor Rodríguez Padilla como director general de PEMEX incluyó una mención sobre la diversificación hacia la generación eléctrica con energía solar, eólica y el desarrollo de hidrógeno verde. Al respecto, Sánchez observó que si bien PEMEX podría estar preparándose para una mayor electrificación de las industrias, esta transición no sería inmediata. “Si continúa la caída de hidrocarburos, México se vería forzado a irse hacia la electrificación y pudiera tener sentido, pero eso no implica que tengamos la capacidad para hacerlo completamente ahora”, argumentó.
El analista destaca que México se ha convertido en el principal importador de gas natural de Estados Unidos y uno de los mayores en volumen a nivel mundial. “Esto significa que a pesar de que tenemos recursos, no los estamos desarrollando. Entonces, si nos mantenemos por esta lógica, nos enfrentaremos a una mayor importación”, añadió. Esta situación complica el panorama para una sustitución completa del petróleo con alternativas más limpias, como el hidrógeno verde, que aún se encuentra en una etapa de desarrollo y presenta desafíos para su integración en algunos sectores industriales.
Tampoco Sánchez ve viable una electrificación total de industrias como la petrolera, cementera o del acero en el corto plazo. “Sin embargo, hay otras industrias que sí creo que van a empezar a electrificarse poco a poco, incluso algunas ya tienen mucho interés de poner sus propios sistemas de generación independiente como centrales aisladas o paneles solares de generación distribuida”, opinó. Esta parte del mercado podría crecer significativamente en los próximos años, a medida que se incrementen las inversiones en energías renovables.
En cuanto a la idea de PEMEX de explorar otras áreas, como la energía eólica offshore, Sánchez considera que aún está lejos de concretarse. “PEMEX no tiene una estrategia de internacionalización ni busca oportunidades fuera del país. Es difícil pensar que la empresa vaya a mantenerse aumentando la producción sin hacer cambios radicales. Ahora, que PEMEX sea una empresa de eólica offshore, no lo veo en el corto plazo porque no es barato desarrollar este tipo de sistemas y el problema sigue siendo el mismo: tenemos un gran potencial eólico en Tamaulipas, pero no se desarrolla porque no hay suficiente infraestructura para evacuar la electricidad”.
Los desafíos financieros también se presentarían como un gran obstáculo para el porvenir del sector energético. “Para cualquier cosa se necesita dinero y si no hay cambios radicales en la forma en que PEMEX opera, en los negocios que opera, en la cantidad de personal que tiene, en la estructura financiera que maneja, todo lo que hagamos va a terminar igual”, sentenció Paul Sánchez.
Si no se realiza una estrategia de inversión adecuada, México corre el riesgo de quedarse sin la posibilidad de aprovechar sus recursos, tal como se proyectaba desde 2013. “En algún momento llegará el punto en que sin nuevas inversiones nos quedaremos sin la posibilidad de aprovechar nuestros recursos”, concluyó.
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