El Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC) publicó los resultados de un nuevo Air Quality Life Index (AQLI) en este mes de septiembre. En el documento, se advierte que más de la mitad de los latinoamericanos respiran aire contaminado, afectando su salud y esperanza de vida.

Como ejemplo alarmante, se identificaron puntos críticos en países como Perú, Colombia, Bolivia y Brasil donde “las concentraciones de contaminación por partículas son de 2 a 3 veces mayores que las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

La presencia de materia particulada 2.5 o PM2.5 fue especialmente investigada por el Instituto de Política Energética y las emisiones de vehículos a combustión fueron señaladas como las principales responsables de la mala calidad del aire en las principales ciudades de la región.

No obstante, esta problemática también afecta en zonas rurales donde muchos optan por combustibles sólidos domésticos ante la ausencia de redes de servicios públicos y alternativas sostenibles para satisfacer necesidades térmicas y eléctricas.

Sobre este tema se pronunció, Juan Carlos Villalonga, exdiputado argentino impulsor de leyes vinculadas a medidas de adaptación y mitigación al cambio climático, transición energética y movilidad sustentable.

“Una de las principales causas por la que es importante erradicar el uso de carbón y hacer llegar fuentes de energía limpias en las poblaciones más postergadas es para poder sacar del interior de las viviendas este tipo de calefacción o de cocción que produce muchos problemas de salud”.

Alrededor del mundo, aquello se ve potenciado por emisiones provenientes de plantas de energía, vehículos y fuentes industriales a partir de combustibles fósiles. Y el documento AQLI convierte aquellas concentraciones de contaminación del aire en su impacto en la esperanza de vida, traduciéndose por ejemplo, en 4,7 años menos en Lima (Perú); y 1,8 y 2,2 años en las ciudades colombianas de Bogotá y Medellín, respectivamente.

El aumento del material particulado es preocupante y, en conversación con Energía Estratégica, Juan Carlos Villalonga acusa que esto se debe a cuestiones que pueden cambiarse con decisión política.

“No se debe poner el acento sólo en las ciudades”, consideró.

Bajo la visión de que el Estado debe llegar a todos lados, señaló la urgencia de atender la necesidad del acceso universal a la energía eléctrica -mejor si es a través de fuentes limpias como eólica y solar-, para que todos cuenten con opciones de generación sostenibles con el medioambiente y adecuadas para la propia salud.

“En Argentina veo situaciones muy peligrosas. Santa Cruz tiene la costumbre de utilizar carbón mineral de Río Turbio y distribuirlo en barrios carenciados como un hecho de acción social. El carbón mineral es venenoso y con eso se calefacciona la gente”, denunció.

Y concluyó: “los gobiernos locales deben realizar un monitoreo en tiempo real de la contaminación para poder tomar medidas concretas y focalizadas para la mitigación del material particulado”.

“Y la cooperación regional pasa por apoyar esas tecnologías y promover el desplazamiento del motor a combustión junto a la electrificación y la transición energética”.