La pandemia llega a América Latina y el Caribe en un momento adverso, con muchas de las economías regionales atravesando una desaceleración de su actividad y con posiciones fiscales fuertemente comprometidas, señaló en un artículo difundido este viernes.
«Tomando algunas proyecciones del PIB elaboradas para la región a partir de los impactos adicionales de la pandemia, en 2020 las economías regionales observarían una contracción comprendida entre el 2 y el 15 % respecto al producto (interior bruto) del año 2019», indicó.
Y agregó que es probable que la recuperación a partir de 2021 no sea homogénea entre los países, ampliando más aún las brechas existentes.
En un artículo publicado en el boletín informativo de la Olade, Alfonso Blanco, su secretario ejecutivo, comentó que la caída en la actividad económica ha dado lugar a una lógica contracción de la demanda de energía e impacto en la oferta.
Por ello, considerando la mencionada contracción del producto interior bruto (PIB) proyectada, «la demanda final de energía en 2020 se reduciría un 9 % respecto a 2019 y 11 % respecto a un escenario tendencial», anotó.
El transporte, industria y comercio presentarán caídas de consumo comprendidas entre el 13 % y el 25 %, mientras que el sector residencial tendría un incremento del 20 %, señala en el artículo.
Blanco anota, no obstante, que aún no se dispone de la información suficiente para entender la evolución futura del sector, y poder predecir la evolución que tendrán las transiciones energéticas en la región.
Sin embargo, es esperable que los patrones de consumo en una nueva normalidad estén más orientados a factores como la salud de las personas y el cuidado del medioambiente.
Posiblemente los consumidores demanden productos de mejor desempeño energético, la incorporación acelerada de nuevas tecnologías eficientes y energías renovables, con el establecimiento de políticas más activas para actuar ante el cambio climático.
El escenario futuro también estará condicionado por efectos potencialmente contrarios a la evolución de las transiciones energéticas.
«Un escenario futuro de bajos precios relativos del petróleo, el encarecimiento de la deuda en las economías emergentes, debilitadas posiciones fiscales de las economías de la región con un efecto directo en el coste de capital ponderado de los nuevos proyectos renovables», enumeró.
Y también podría observarse una tendencia al mayor uso del transporte individual en detrimento del transporte público.
En tal sentido resultará clave para el desarrollo futuro de las transiciones energéticas en la región el trabajo en políticas públicas activas, orientadas al levantamiento de las barreras que puedan operar para el establecimiento de ecosistemas propicios para el desarrollo de las energías renovables.
Además, son claves la eficiencia energética y la recuperación sostenible, señaló Blanco.
Multilateralismo
El representante de la Olade cree «vital» el multilateralismo regional, a fin de apoyar a los países en las políticas públicas que identifiquen a las transiciones energéticas como motor de la recuperación sostenible y, a su vez, resuelva los problemas asociados a las necesidades de financiación en la fase de recuperación.
«Disponemos de una institucionalidad que puede responder a esa necesidad y debemos utilizarla aprovechando los esfuerzos sinérgicos entre agencias, pero también es necesario un compromiso político y el entendimiento que la recuperación sostenible integra esfuerzos públicos y privados en un marco de profunda colaboración», dice.