A pesar del apoyo político y el crecimiento del mercado, es necesario actuar urgentemente para evitar que los elevados costos obstaculicen la adopción de la energía nuclear avanzada.
La capacidad nuclear aumentará en 280 gigavatios (GW) de aquí a 2050, a medida que los países busquen fuentes de electricidad descarbonizadas.
A pesar del apoyo político y el crecimiento del mercado, el mayor obstáculo económico para la adopción de los reactores nucleares más modernos y los reactores modulares pequeños (SMR) es el costo, según el informe de Wood Mackenzie “La opción nuclear: Hacer viable la nueva energía nuclear en la transición energética”.
La energía nuclear es sólo una de las diversas tecnologías que compiten por ofrecer un suministro eléctrico descarbonizado fiable: la energía de hidrógeno, el gas o el carbón con captura y almacenamiento de carbono, la energía geotérmica y el almacenamiento de energía de larga duración. Todas son caras y necesitan innovación tecnológica para afianzarse en el mercado.
“La industria nuclear tendrá que abordar el reto de los costeo con urgencia si quiere participar en la enorme oportunidad de crecimiento que representa la energía con bajas emisiones de carbono. En los niveles actuales, la brecha de costos es demasiado grande para que la energía nuclear crezca rápidamente”, afirmó David Brown, Director del Servicio de Transición Energética de Wood Mackenzie y autor principal del informe.
La ampliación del mercado de los SMR dependerá de la rapidez con que los costos caigan hasta un nivel competitivo frente a otras formas de generación de electricidad con bajas emisiones de carbono”. Según las estimaciones de Wood Mackenzie, la energía nuclear convencional tiene actualmente un costo nivelado de la electricidad (LCOE) al menos cuatro veces superior al de la eólica y la solar.
Para evitar los problemas de costos, los SMR están diseñados para ser modulares, ensamblados en fábrica y escalables. Se espera que su comercialización sea más rápida, con un plazo de construcción de tres a cinco años, frente a los diez años que se necesitan para construir un reactor de agua a presión (PWR).
Los modelos de Wood Mackenzie muestran que si los costos bajan a 120 dólares por megavatio hora (MWh) en 2030*, los SMR serán competitivos frente a los PWR nucleares, el gas y el carbón -tanto reducidos como no reducidos- en algunas regiones del mundo. Entre 2040 y 2050 se prevén nuevos descensos de precios, a medida que los SMR realicen economías de escala y mejoren la economía de mercado.
Los SMR desempeñarán un pequeño papel en el mercado energético hasta 2030, en gran medida porque los elevados costos frenan su despliegue, la década ya ha pasado y los plazos de construcción implican que, en el mejor de los casos, sólo se construirán unas pocas centrales. Según las estimaciones del sector, los costos de los primeros reactores de este tipo podrían alcanzar los 8.000 dólares por kilovatio (kW) y los 6.000 dólares por kW**. Los analistas de Wood Mackenzie prevén que los costos FOAK se sitúen en el extremo superior de esta horquilla, y podrían ser incluso más elevados, a medida que los promotores construyan los proyectos en fase inicial.
Según el seguimiento de proyectos de SMR de Wood Mackenzie, sólo hay seis proyectos potenciales de SMR FOAK en cartera entre 2023 y 2030, con un tamaño que oscila entre 80 MW y aproximadamente 450 MW.
El volumen de inversión en este tipo de reactores sigue siendo incierto y dependerá de múltiples factores, como las condiciones de financiación, los costos de las materias primas, la disponibilidad de uranio y la voluntad política de que los proyectos salgan adelante.
Al menos entre 10 y 15 proyectos -con una capacidad de entre 3.000 y 4.500MW necesarios para un SMR estándar de 300MW- deben estar en desarrollo entre 2030 y 2040 para apoyar la reducción de los costos de los SMR, según el análisis y las estimaciones políticas de Wood Mackenzie. Este nivel de actividad ayudaría a la industria nuclear a empezar a recuperar el impulso que tuvo durante la última fase de crecimiento nuclear, de 1970 a 1990.
¿Qué hace falta para pasar a la energía nuclear?
Según el informe, hay cuatro aspectos clave de la expansión nuclear que requieren mayor atención:
• Los gobiernos deben sentar las bases. Los responsables políticos deben establecer normas claras de planificación, autorización, regulación y seguridad. Se necesita un término medio en torno a los plazos de concesión de permisos -que permita el diálogo entre el público, la industria y el gobierno- para producir plazos predecibles.
• Ampliar la cadena de suministro de uranio. La invasión rusa de Ucrania debería ser una llamada de atención para la industria nuclear. Wood Mackenzie prevé que la demanda de uranio se duplique en su hipótesis de base y se triplique en su hipótesis de compromisos globales conforme a París. Rusia es actualmente un proveedor clave para los mercados de uranio de bajo y alto enriquecimiento, especialmente para Europa del Este y Francia.
• Los desarrolladores necesitan establecer y perfeccionar su conjunto de competencias. Los SMR deberán superar el difícil historial de la energía nuclear. En la actualidad no hay ninguna central comercial de nueva generación de SMR en funcionamiento. Los conocimientos técnicos para construir centrales nucleares deben volver a aplicarse sistemáticamente; los promotores deben dar prioridad a unas pocas tecnologías en lugar de a un amplio abanico de opciones. Así se conseguirá un mayor ahorro de costes y un despliegue más rápido.
• Los acuerdos de compra tendrán que ser más creativos que nunca. Los compradores tendrán que valorar la capacidad de la energía nuclear para suministrar electricidad estable con cero emisiones de carbono, calor de proceso con cero emisiones de carbono, créditos de energía renovable de origen nuclear y suministro de energía para hidrógeno con bajas emisiones de carbono. El coste de reducir las emisiones de carbono mediante la energía nuclear debe compararse con otras opciones de reducción.
“En general, los gobiernos, los promotores y los inversores deben colaborar para crear un nuevo ecosistema en el que la energía nuclear pueda prosperar”, concluyó Brown.