De acuerdo con la especialista, el financiamiento climático siempre ha sido «piedra angular» de la Convención Marco de las Naciones Unidas por el Cambio Climático y el Acuerdo de París.
«Del financiamiento depende, en buena medida, la implementación de ambos instrumentos”, introdujo Sandra Guzmán, durante su participación en la reunión preparatoria o Pre COP 26 de la Sociedad Civil.
De allí, repasó primeramente que a partir del artículo 2 del Acuerdo de París es que se forjó el objetivo para hacer consistentes los flujos de financiamiento con el desarrollo bajo en emisiones de gases de efecto invernadero y resiliente al clima.
“Es muy importante recordar siempre este objetivo 2.1 C como le llamamos en el contexto de las negociaciones, porque este artículo nos llama a hacer la transformación del sector financiero y no solo el público sino también el privado”, consideró.
¿Cómo lograr esa transformación? El debate en torno a la implementación del objetivo 2.1 C se torna crucial. Y en ese sentido Sandra Guzmán señaló que hay dos elementos que tenemos que enfatizar: desacelerar las inversiones en actividades intensivas en carbón y redefinir la nueva meta de financiación climática.
“El Ibex SC y el reciente informe que publicó la Convención nos ha dicho que lo que hoy tenemos en la mesa a través de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas
no nos alcanza en ningún sentido para lograr la estabilización de 1.5° C de la temperatura planetaria”.
¿Qué quiere decir esto? Que los compromisos que se han establecido a través de los países desarrollados y en desarrollo no nos alcanzan para lograr esa estabilización y lo que tenemos que hacer es aumentar radicalmente la ambición, si queremos realmente lograr esta estabilización y reducir el 45 % de las emisiones hacia el 2030.
Sin lugar a dudas, para conseguirlo se requerirá mucha inversión para nuevos proyectos. Pero un detalle no tan advertido es la calidad de esas nuevas inversiones destinadas a adaptación y mitigación al cambio climático.
“Es cierto que estamos queriendo a nivel internacional un flujo cada vez mayor de financiamiento sostenible, pero lamentablemente las inversiones que se están yendo a actividades intensivas en carbono también siguen implementándose”.
“Hablar de financiamiento climático y sostenible no es solo hablar de los grandes bonos emitidos, lo cual es muy importante pero también es importante hablar de la descarbonización del sistema financiero en todo el mundo”, reforzó la referente de Climate Policy Initiative.
Por otro lado, la meta de los 100.000 millones de dólares que hoy debieran transferirse de los países desarrollados a los países en desarrollo aún no se cumple.
“Hoy sabemos que los 100.000 millones no nos va a alcanzar para lograr lo que necesitamos y, en este sentido, estamos hablando de cuál va a ser esa nueva meta pero debemos saber primero cuánto nos va a costar la implementación de la NDCs o cuánto nos va a costar la implementación de las líneas de mitigación y adaptación (…) Esa información tiene que estar disponible para que podamos hablar de una nueva meta basada en evidencia”.