Este trabajo propone analizar una solución para suministrar gas natural a instalaciones para su licuefacción en Punta Colorada, Río Negro, y la exportación del GNL a obtener, utilizando el sistema de Transportadora de Gas del Sur (TGS).

Por Charles Massano

Los proyectos divulgados y el proyecto sugerido

Proponemos analizar una solución que consideramos relevante para alimentar la planta de licuefacción que se proyecta instalar en Punta Colorada, en la Provincia de Río Negro. Esta ubicación estaría cerca de los ductos del sistema de transporte de gas natural General San Martín (GSM), específicamente en el tramo que transcurre entre las plantas compresoras de Bajo del Gualicho y San Antonio Oeste, operado por Transportadora de Gas del Sur S.A.

Uno de los dos proyectos divulgados tiene como objetivo la licuefacción de 80 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d), lo que resultaría en una producción anual de entre 20 y 24 millones de toneladas de GNL. Este proyecto contempla la construcción de un gasoducto de al menos 30 pulgadas de diámetro, que conectaría una de las cabeceras del sistema de TGS, posiblemente la planta compresora de Tratayén, en Neuquén, con el complejo de licuefacción a instalarse en Punta Colorada, Río Negro. Esta conexión requeriría un recorrido de aproximadamente 600 km, por una ruta que actualmente no existe (no hay otros gasoductos).

Más allá de las cifras de inversión necesarias, (las que se difundieron alcanzan 30 mil millones de dólares), los volúmenes y toneladas mencionadas no serían las iniciales. Las noticias sugieren un proyecto escalable, con volúmenes iniciales de licuefacción que estarían entre 5 y 15 MMm3/día.

El otro proyecto, que pertenece al consorcio formado por Pan American y Golar, es más modesto. Mientras que el primer proyecto es de YPF y su posible socia malaya Petronas, el segundo propone licuar un máximo de 15 MMm3/día utilizando una instalación flotante de licuefacción proporcionada por Golar.

Características de los proyectos

No abordaremos en detalle la estructura societaria ni las características del financiamiento de los proyectos, ya que no tenemos información suficiente al respecto. Sin embargo, queremos reflexionar sobre los “momenta” de ejecución y puesta en marcha de los proyectos, así como sobre el esfuerzo de inversión necesario para el transporte de gas natural que estos requieren.

Como ya hemos mencionado, el proyecto de YPF-Petronas necesitaría transportar 80 MMm3/d de gas desde Neuquén hasta Punta Colorada, en la provincia de Río Negro, mediante un gasoducto a construir que se define como “dedicado”. Este gasoducto aprovecharía las modificaciones recientes a la Ley 17.319, utilizando la figura de “autorización” para la construcción de una instalación que formaría parte del conjunto de obras necesarias para licuar y exportar gas natural producido en Neuquén. Hasta ahora, se sabe que este ducto no permitiría el acceso a terceros, a menos que haya un acuerdo específico con la sociedad que posea y opere las instalaciones de licuefacción de gas natural en Punta Colorada. En esencia, el único uso previsto para este gasoducto, durante toda su vida útil, sería el transporte de gas destinado a ser licuado y embarcado en Punta Colorada.

En cuanto al proyecto de Pan American Energy (PAE) y Golar, no tenemos muchos detalles, excepto por la solución propuesta para la licuefacción, que sería mediante una instalación flotante (“floating liquefaction and storage unit” -FLSU), y sus posibles dimensiones. No se ha mencionado la construcción de un “gasoducto dedicado” en la primera etapa del proyecto, aunque sí podría considerarse para etapas posteriores de mayor producción. Si esta instalación se realizara en el complejo de Bahía Blanca, entendemos que se requerirían obras de ampliación en el sistema de TGS, en el gasoducto Neuba II, en el tramo entre su cabecera y General Cerri, cerca de Bahía Blanca y el del Puerto de Ingeniero White.

Por otro lado, si la instalación flotante se ubicara en las futuras instalaciones portuarias de Punta Colorada y, al principio, no contara con un gasoducto “dedicado” para transportar gas desde Neuquén, es razonable suponer que debería abastecerse de gas producido en las cuencas Austral y Golfo San Jorge. Los volúmenes necesarios provendrían principalmente del yacimiento Fénix (puesto en producción recientemente), ubicado a 60 km mar adentro de Tierra del Fuego, así como de otros posibles aportes de los yacimientos submarinos en operación en la Cuenca Austral; y posiblemente de Palermo Aike, aunque las fuentes consultadas no lo definen como un proyecto de gas, sino de crudo.

En la actualidad, el sistema General San Martín (GSM) está operando al 50% de su capacidad debido a la disminución en la producción de los yacimientos en explotación de la Cuenca Austral y la Cuenca del Golfo San Jorge.

Circunstancias

El avance de las energías renovables en el mundo, y las restricciones que se están imponiendo a las exportaciones de economías que generan energía con hidrocarburos, nos llevan a concluir que, si queremos aprovechar el gas natural disponible y, en particular, exportarlo, debemos hacerlo cuanto antes.

En el pasado, hemos señalado que no debería exportarse gas natural sin que quienes lo hagan mantengan los niveles de reservas, incorporando los volúmenes que se extraigan para exportación. Sin embargo, ante el nuevo escenario que acabamos de mencionar, hemos propuesto que parte de la renta obtenida por la exportación de gas se destine a financiar proyectos de energía renovable. Sería aún mejor si estos proyectos fueran privados y financiados por los propios exportadores, quienes se convertirían en propietarios de las nuevas instalaciones proveedoras de energía renovable.

En cualquier caso, la exportación de gas debe llevarse a cabo lo más pronto posible, ya que, de lo contrario, estas rentas podrían desaparecer , al reducirse las oportunidades de exportar hidrocarburos o incluso de utilizarlos internamente para producir energía, sin enfrentar restricciones externas a las exportaciones de nuestro país.

Por lo tanto, si la rapidez se convierte en un factor crucial para estos proyectos, es fundamental adecuar sus dimensiones para que puedan comenzar a operar lo más pronto posible, así como reducir el esfuerzo de inversión y el riesgo asociado. Consideramos que estos son objetivos relevantes.

Aprovechar la infraestructura

Frente a estas necesidades, aprovechar la infraestructura existente se presenta como una opción de menor costo y que permite poner en marcha las instalaciones de licuefacción de gas natural en menos tiempo.

La propuesta que sugerimos analizar (“proyecto sugerido”) consiste en transportar gas desde Neuquén hasta Punta Colorada utilizando el sistema ya existente de TGS (ver figura 1).

Fig. 1. Sistemas de gasoductos de TGS que pueden emplearse para abastecer una licuefactora en Punta Colorada (RN).

Fuente: Enargas: www.enargas.gob.ar/secciones/informacion-geografica/Mapas/SistTranspDistrib/Transporte.pdf

El proyecto que proponemos para evaluación no busca alcanzar un volumen de procesamiento de 80 MMm3/día, sino apenas de 15 MMm3/día, que resultarían en hasta 4,5 MM de TN de GNL por año.

Este proyecto requeriría un menor esfuerzo de inversión y, lo más importante, podría estar operativo mucho antes que el gran proyecto de YPF-Petronas, que además, necesita la construcción de un gasoducto dedicado. Creemos, además, que el proyecto sugerido tiene la ventaja de ser escalable.

Obras sobre el Neuba I y Neuba II

La propuesta consiste en aumentar la capacidad de transporte del sistema Neuba II en 15 MMm3/día, mediante obras que permitan que este volumen adicional esté disponible en la cabecera de un nuevo ducto que se construiría siguiendo la traza del sistema Neuba I hasta llegar a la planta compresora de de General Conesa, donde se interconecta con el sistema GSM.

Inicialmente, habíamos supuesto que el inicio de este nuevo ducto podría ubicarse en la planta compresora de Belisle, del sistema Neuba II. Sin embargo, las respuestas a nuestras consultas indican que debería situarse en algún punto entre las plantas compresoras de Cervantes y Belisle. Se nos señaló que sería necesario construir un gasoducto paralelo a la traza del sistema Neuba II, entre las plantas de Tratayén (cabecera del actual GPNK) y Cervantes, con una longitud de 120 km y un diámetro de 30 pulgadas.

Esto permitiría inyectar el volumen adicional de 15 MMm3/día en un nuevo ducto que partiría desde un punto aguas abajo de Cervantes y anterior a Belisle. Este ducto se extendería unos 300 km siguiendo la traza del sistema Neuba I, hasta llegar a la planta compresora de General Conesa, en su conexión con el sistema GSM. Además, se nos ha indicado que este nuevo ducto requeriría una capacidad de unos 15.000 hp de compresión.

Reversión de un ducto del sistema GSM.

En la planta compresora de General Conesa, el gas proveniente de Neuquén se inyectaría en uno de los dos gasoductos que forman parte del sistema GSM. Para ello, el flujo del gasoducto tendría que revertirse desde esa planta hasta una futura válvula, que junto con otras instalaciones de interconexión y reversión, conectarían un gasoducto de aproximadamente 50 Km de longitud, que vincularía el sistema GSM con las futuras instalaciones de licuefacción que se construirían en Punta Colorada.

Además, también se mencionó que podría ser necesario un “booster” de compresión (o una planta compresora) para aumentar la presión desde los 45 Kg/cm² con los que el gas llegaría tras la reversión del flujo a la interconexión, hasta alcanzar la presión requerida para ingresar a las instalaciones de licuefacción. Hemos considerado la posibilidad de que la reversión del flujo se extienda hasta la planta de Bajo del Gualicho, para aprovechar la infraestructura disponible en ese punto.

Si más adelante se incorpora gas adicional proveniente de la Cuenca Austral, la planta de licuefacción podría ser alimentada por dos conexiones, a cada uno de los dos gasoductos del sistema GSM, que en ese tramo tendrían flujos con direcciones opuestas. Ya mencionamos que una posible fuente de suministro para el proyecto de PAE-Golar en Punta Colorada podría ser la Cuenca Austral, de donde también provendrían los volúmenes que complementarían los originados en Neuquén.

Con estas condiciones (flujos desde Neuquén y la Cuenca Austral), la inyección total de gas licuable podría alcanzar volúmenes de entre 26 MMm3/día (equivalentes a 7,8 millones de toneladas anuales de GNL) y 30 MMm3/día (equivalentes a 9 millones de toneladas anuales de GNL). Este rango dependerá del volumen adicional de la Cuenca Austral que se sumaría a los 15 MMm3/día provenientes de Neuquén. Este volumen adicional de la Cuenca Austral no requeriría inversiones sobre el sistema GSM, que sean específicas para el proyecto sugerido.

Si el objetivo final fuera alcanzar 24 millones de toneladas anuales de GNL, se requeriría de un mayor esfuerzo de inversión en transporte, lo cual implicaría ampliaciones adicionales a las que mencionamos para el proyecto sugerido.

Otras posibilidades de ampliación

Queremos destacar que el sistema GSM tiene posibilidades de expansión aguas abajo de General Cerri (ver figura 2). Actualmente, los tramos entre Barker y Buchanan, así como entre Olavarría y las Heras apenas tienen capacidad para transportar unos 8 MMm3/día cada uno, a pesar de que ambos gasoductos tienen un diámetro de 30 pulgadas. Esta capacidad podría incrementarse con la adición de compresión.

Además, ambos gasoductos hoy pueden transportar, entre Cerri y la planta compresora de Indio Rico (donde las trazas de los gasoductos del GSM se separan), un volumen de apenas 24,4 MMm3/día, a pesar de que en esta compresora confluyen dos ductos de 30 pulgadas. Este volumen también podría ser aumentado mediante la instalación de más compresión.

Fig.2 Capacidad de los sistemas de gasoductos GSM y tramos finales de TGS, por tramo (2022).

*: MM de m3 de 9300 Kcal.

Fuente: https://www.enargas.gob.ar/secciones/publicaciones/informes-anuales-de-balance-y-gestion/informes-anuales-de-balance-y-gestion.php

La relevancia de la posibilidad de ampliación del sistema GSM mediante la incorporación de compresión, radica en que una obra para transportar 15 MMm3/día desde Cervantes o Belisle, o desde un punto intermedio, y hasta General Conesa, cuyo objetivo inicial sea abastecer un complejo de licuefacción en Punta Colorada, a través de la reversión de un tubo del sistema GSM entre General Conesa y Punta Colorada o la planta compresora de Bajo del Gualicho, también podría servir para incorporar un flujo de gas proveniente de la Cuenca Neuquina al sistema GSM, aguas abajo de General Conesa y con destino a sus tramos finales. De esta manera, el proyecto de licuefacción sería solo uno de los posibles destinos de la ampliación de TGS; que podría abastecer a otros destinos, dependiendo de cómo se dimensione y ejecute la ampliación.

Además, si los flujos de gas provenientes de la Cuenca Austral fueran suficientes para cubrir la demanda adicional que requeriría la licuefacción en Punta Colorada, se podría establecer un intercambio (swap) entre los volúmenes que el sistema GSM reciba en General Conesa y un flujo de volumen similar proveniente de la Cuenca Austral, que sería licuado y exportado. Esto permitiría evitar la reversión del flujo en un ducto del sistema GSM entre General Conesa y Punta Colorada o Bajo del Gualicho.

Comparaciones

Con lo expuesto hasta ahora, podemos comparar las inversiones necesarias para la alimentación de estos proyectos, suponiendo que su instalación se realice en Punta Colorada, Río Negro (ver figura 3). Basándonos en la potencia requerida para el nuevo gasoducto propuesto sobre la traza del Neuba I (15.000 hp), hemos asumido que un gasoducto dedicado para los proyectos completos de YPF-Petronas y Pan American-Golar, no pueden requerir menos del doble de la potencia necesaria para el proyecto sugerido. Esto se debe a que, aunque es cierto que en los 600 Km de recorrido de ese ducto dedicado no habría descargas hasta llegar a Punta Colorada, también es cierto que el volumen de gas a transportar sería más de cinco veces mayor que el del proyecto sugerido.

Fig.3 Comparación de las dimensiones de los gasoductos de cada proyecto para alimentar la licuefacción en Punta Colorada (RN).

Fuente: elaboración propia.

Alcanzar un procesamiento de 80 MMm3/día con un proyecto como el sugerido requerirá inversiones adicionales en el sistema de TGS, específicamente en el tramo entre Tratayén, en Neuquén, y General Conesa, en Río Negro. Sin embargo, estas inversiones se realizarían gradualmente, a medida que la demanda de GNL para exportación lo requiera, lo que ofrecería una ventaja financiera significativa y un menor riesgo de inversión. Además, la necesidad de dichas inversiones disminuiría si se puede incorporar un mayor volumen de gas desde la Cuenca Austral.

Por lo hasta aquí dicho, entendemos que, el proyecto sugerido, por sus menores dimensiones, permitiría poner en funcionamiento la planta de licuefacción de gas natural en Punta Colorada más rápidamente. Posteriormente, las dimensiones de las instalaciones de transporte, licuefacción y embarque podrían ampliarse según la evolución de la demanda y los precios del gas natural y el GNL.

A modo de conclusión

Un proyecto de 30 mil millones de dólares que incluye la construcción de un ducto de aproximadamente 600 km de longitud y 30 pulgadas de diámetro no podría estar operativo antes que otro que requiera obras sobre trazas de gasoductos existentes y de menor envergadura.

Es posible que YPF-Petronas y Pan American-Golar prefieran un ducto dedicado para evitar cualquier intervención regulatoria. Sin embargo, dicha intervención sería posible tanto a nivel nacional —donde la autoridad energética mantiene jurisdicción— como a nivel provincial y municipal, aunque en estos casos se limitará a aspectos ambientales y de ocupación del espacio (aunque es de esperar que el proyecto sugerido ocupara espacio con servidumbres ya constituidas para instalaciones existentes). Además, un gasoducto dedicado implica un costo adicional, tanto en dinero como en tiempo. Aunque es cierto que este mayor costo permite transportar un mayor volumen exportable, el proyecto sugerido es escalable y no hay razones para pensar que no pueda adecuarse a la demanda esperada (siempre que haya suficiente gas disponible) mediante la ampliación de las instalaciones de transporte de TGS según sea necesario.

Un concurso abierto y un contrato firme no proporcionarían menos garantías de disponibilidad de capacidad que un gasoducto dedicado. Esto resultaría en un menor costo y tiempo, y además, como ya se mencionó, permitiría usos alternativos para la capacidad adicional destinada a la licuefacción. Esto sería posible tanto si la actividad de licuefacción no requiriese los volúmenes contratados durante todo el período previsto, como así también, si se decidiera continuar ampliando el sistema para abastecer éste, y otros destinos.

Cabe mencionar que el régimen de incentivos para grandes inversiones, reglamentado por el Decreto N° 749/2024, no se limita únicamente a obras de transporte de gas dedicadas, sino que también cubre expansiones sobre sistemas existentes. Esto queda demostrado con la iniciativa de TGS para aprovecharlo, junto a otro régimen establecido por la “Ley de Bases”, denominado Iniciativa Privada, reglamentado en el Anexo III del Decreto N° 713/2024.

Mencionemos además que, aunque ninguno de los regímenes mencionados protege las actividades de exportación de gas natural o sus derivados (como el GNL) de la aplicación de tarifas diferenciales por el servicio de transporte de gas para exportación, la actividad de licuefacción de gas en sí misma no es una exportación de un bien o servicio. Por lo tanto, el régimen tarifario de transporte no debería tratar la licuefacción como una actividad de exportación per se, y debería considerar un contrato firme de transporte de gas que la abastezca de la misma manera en que considere a un contrato firme de transporte de gas que abastezca a cualquier otra industria.

Finalmente, surge una pregunta: ¿por qué no hemos oído hablar de conversaciones entre TGS y los dos grupos que han anunciado proyectos de exportación de GNL? Ya mencionamos que los impulsores de estos proyectos podrían estar reacios a que el gas destinado a licuarse y exportarse sea transportado por un sistema regulado. Por otro lado, entendemos que TGS, que tiene un profundo conocimiento de su sistema al haberlo operado, mantenido y ampliado durante más de 30 años, ha considerado las soluciones propuestas para abastecer la licuefacción de gas en Punta Colorada, Río Negro, e incluso en la costa de la provincia de Buenos Aires, entre Ingeniero White y Puerto Rosales. Sin embargo, no ha habido noticias de conversaciones con los responsables de las iniciativas de licuefacción y exportación de gas natural.

Sabemos sí, y como ya mencionamos, que TGS ha anunciado su intención de ampliar su sistema Neuba II, desde la planta compresora Saturno hasta su ingreso al anillo del Gran Buenos Aires, bajo el régimen de iniciativa privada de la Ley 27.742 (RIP). Inicialmente, esto se presenta como una alternativa a la extensión del actual sistema GNPK hasta el nodo de San Jerónimo. Llevar volúmenes adicionales al nodo de San Jerónimo, en Santa Fe, sobre el sistema de TGN, destinados al mercado interno o para exportación a Brasil (por Bolivia o por TGM), requeriría de obras adicionales. El proyecto de TGS bajo el régimen RIP no contempla el suministro a un sistema de licuefacción de gas natural ni a otro proyecto de exportación.

Además, entendemos que la propuesta de iniciativa privada de TGS no soluciona los problemas que representa la enajenación de sistema GNPK de ENARSA (ya nos referimos a ello en “Privatización y desafíos de la Transportadora de gas del Centro” -TGC), aunque sí podría ser una oportunidad para compensar a ENARSA por su inversión en la planta compresora de Ordoqui, sobre el sistema Neuba II.

El proyecto sugerido tampoco se relaciona directamente con la constitución de TGC, porque la capacidad que agregaría no sustituye a la del sistema que operaría esa posible licenciataria y, por lo tanto, no compite con el proyecto “TGC”. Además no usa la capacidad que proporciona el GPNK.

El posible tercer proyecto que ha trascendido (sin que se lo adjudique un actor del mercado y sin información sobre la capacidad y las inversiones involucradas) para unir Chacharramendi, sobre el GNPK, con la plata compresora La Carlota (sobre el sistema Centro Oeste de TGN, conectado al sistema Norte por el gasoducto que une esa planta con la de Tío Pujio), tampoco contribuiría a la creación de TGC; pero agregaría capacidad para alimentar el sistema Norte con gas de Neuquén y eventualmente exportar a Brasil por Bolivia.

Por otra parte, el proyecto sugerido permitiría tanto abastecer la licuefacción en Punta Colorada como llevar 15 MMm3/día adicionales a los tramos finales del sistema GSM y, desde allí, al anillo del Gran Buenos Aires. De manera alternativa; o a ambos destinos, si se realizan las obras necesarias para aumentar la inyección en General Conesa por encima de los 15 MMm3/día, previstos en el proyecto sugerido.

Habrá que esperar noticias sobre estas posibilidades, que podrían estar relacionadas con el proceso de revisión tarifaria pendiente.