Nos pidieron (ayer) por teléfono desde la Secretaría de Energía que intentemos bajar la carga de nuestra planta principal entre las 13 y las 16. Sabemos que hicieron lo mismo con varias empresas. Pero no era una decisión sencilla porque no hay ninguna resolución formal ni nada por escrito, ni siquiera un mail”, admitió el gerente general de una compañía metalmecánica, que pidió la reserva de nombre.

Su opinión se repite entre la mayoría de los altos directivos del sector industrial consultados por EconoJournal. Frente la ausencia de una instrucción formal, las empresas relevadas se mostraron renuentes a bajar el ritmo de producción de sus instalaciones como pidieron desde la cartera que dirige Darío Martínez.

La recomendación a los grandes usuarios de reducir “solidariamente” el consumo eléctrico en el horario pico de ayer (se registró un nuevo record de demanda, superior a los 27.400 MW) y que se espera para hoy fue una de las dos medidas que tomó el gobierno para palear los efectos de la ola de calor. La otra fue decretar un asueto en las oficinas públicas del Estado nacional. En los hechos, son dos anuncios superficiales que no incidirán de manera determinante en el curso de los acontecimientos.

¿Qué podría, entonces, haber hecho el gobierno para mitigar la crisis del sector eléctrico?

Si bien lidia con un condicionantes climatológicos (como la sequía histórica de los ríos Paraná y Uruguay) y la ola de calor con temperaturas récord y también con cuestiones propias de la geología, como la declinación de la producción de gas desde Bolivia, el Ejecutivo podría haber afinado la gestión de dos aspectos claves para atemperar el alcance de la crisis del sector eléctrico.

En primer lugar, podría haber optimizado la oferta de combustibles para que el parque termoeléctrico, que se vio resentida por la aletargada reacción de Cammesa y la Subsecretaría de Energía Eléctrica a la hora de salir a comprar más gasoil y fuel oil para reforzar la provisión de líquidos para las usinas. En segundo término, podría haber articulado con los generadores —Pampa Energía, Central Puerto, Enel, AES, Albanesi, Orazul y Genneia, entre otros— para reactivar centrales térmicas pequeñas y medianas que están indisponibles —suman un número altísimo, cercano a los 7000 megawatt (MW) de potencia— a fin de contar con una capacidad de generación algo más holgada.

«El temor del gobierno (en el día de hoy) era que la generación disponible en el sistema (unos 29.000 MW, según los cálculos más optimistas) no alcance para cubrir la demanda. Tenían combustible, pero estaban preocupados porque la oferta estaba muy justa, incluso computando la importación de energía desde Brasil», explicó un ejecutivo de una empresa generadora.

Corto de combustibles

El sector eléctrico flaquea por las fallas estructurales de las redes de distribución, en especial en el AMBA donde los tendidos de Edesur y Edenor, afectados por años de congelamiento tarifario, aún están por debajo de los niveles de calidad que exigen los contratos de concesión que se firmaron en los ’90. En ese plano, no hay mucho que el gobierno pueda hacer en el corto plazo para mejorar esa endeblez estructural. Distinto es el caso del aprovisionamiento de combustibles, que se puede corregir con movimientos tácticos si el ritmo de gestión es el adecuado.

Cammesa, la empresa que se encarga del despacho, cuyo gerente general, Sebastián Bonetto, responde político al subsecretario Federico Basualdo, se demoró en reforzar las reservas disponibles de gasoil y fuel oil para el parque termoeléctrico. Existió un primer error en la programación estacional que se preparó a fines de noviembre, que estimó el consumo de combustibles para el verano. Proyectar la demanda de líquidos del sector de generación eléctrico para los meses de calor es mucho más simple que calcular los consumos de invierno porque en verano la única variable que incide realmente es la temperatura.

Las líneas de alta tensión trabajan al límite, pero ayer la principal preocupación estuvo en la generación disponible.

Como los técnicos de la Subsecretaría de Energía Eléctrica, que hoy coordinan con los directivos de Cammesa, ya sabían que 2021 era año extra seco en las cuencas del Paraná y del Comahue (por lo que las reservas hídricas son más bajas), y también conocían cuál era la disponibilidad de gas para el segmento eléctrico (el consumo residencial de gas no varía en verano), lo único que debían ponderar era cuál sería la demanda de combustibles alternativos (gasoil y fuel oil) para el verano. Dentro del universo de esas hipótesis, se debe contemplar el escenario de tener que despachar el sistema con olas de calor como las de esta semana.

Entonces, el error primario fue en la programación. Ahora bien, si en la planificación el gobierno se quedó corto con la cantidad de líquidos proyectados, el segundo error fue no haber reaccionado a tiempo y salir a comprar antes más derivados del petróleo. Cammesa ya sabía a mediados de diciembre que había consumido gran parte de las reservas de combustibles líquidos que tenía en sus tanques. Sin embargo, recién salió a importar gasoil el 10 de enero, a las apuradas y precios más caro, como informó EconoJournal.

«Si vieron que los stocks bajaban tan rápido, deberían haber salido a licitar antes la importación de gasoil porque compraban contra el vacío de los tanques, es decir, no había hay riesgo de que sobre y no tengan donde guardar el combustible», comentó el gerente de una empresa que provee combustibles a Cammesa. «Entonces, el primer error fue trazar una mala programación y luego, hubo una clara falta de reacción. Esto último es, claramente, un error de gestión», cuestionó.

Al mismo tiempo, ni desde la Subsecretaría de Energía Eléctrica ni desde Cammesa optaron aún por reforzar logística de camiones ni barcos alijadores para transportar los combustibles líquidos que requerirá el parque de generación durante este año. Cammesa había tomado en septiembre pasado la decisión de reducir su flota de buques tanque, pero la realidad imperante parece ir en la dirección contraria. Por lo que más temprano que tarde, es probable que la compañía que gerencia Bonetto deba ampliar la cantidad de barcos contratados, así como también la de camiones de transporte.

Alta indisponibilidad

A este escenario se suma que existen alrededor de 7.000 MW indisponibles por centrales que están fuera de servicio por distintos motivos. Fuentes del mercado de generación coinciden en que al menos 2000 MW podrían estar hoy en operación si el gobierno hubiese negociado con los generadores un plan de contingencia para enfrentar el verano con una oferta de energía algo más robusta.

Por el contrario, la relación hoy de Basualdo con las generadoras es prácticamente inexistente. Y la remuneración de las centrales que no cuentan con un contrato de Cammesa está congelada desde mayo 2021 y antes había permanecido sin cambios desde febrero de 2020.

«Si el gobierno hubiese mostrado voluntad de ofrecer una remuneración que cubra los costos fijos, como salarios, mantenimientos y repuestos básicos, la capacidad del sistema hoy podría haber trepado por encima de los 30.000 MW y no estar tan apretada«, explicó el presidente de una generadora.

Por la demora en actualizar la remuneración que se prevén en la resolución 31, algunas empresas como Genneia sacaron de servicio dos turbinas de gas y también se perdieron motores a diesel que en un día de altas temperaturas (como el de ayer) podría haber contribuido a palear la situación sin tantos estrés operativo.

La entrada Qué podría haber hecho el gobierno para mitigar la crisis eléctrica por la ola de calor se publicó primero en EconoJournal.

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