Pese al fuerte impulso que significa Vaca Muerta y una normativa reciente destinada a captar inversiones, varias multinacionales analizan su retirada parcial o total del mercado energético argentino. Mientras algunos grandes jugadores se repliegan estratégicamente, otras empresas mantienen firmes sus planes de expansión, marcando un escenario contradictorio en el sector

En medio del auge del sector energético en Argentina, impulsado por el desarrollo de Vaca Muerta y la sanción de la “Ley Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, llama la atención la escasa cantidad de proyectos presentados en el marco de dicha ley. Además, contrariamente a lo esperado, se observa una tendencia hacia la salida de algunas multinacionales de la estratégica región del shale neuquino.

En el último año, además de empresas del sector energético, varias  multinacionales de diversos sectores han decidido retirarse de Argentina: Procter & Gamble (P&G), una operación incluyó marcas emblemáticas como Pampers, Gillette y Pantene. HSBC, el banco británico acordó vender su filial argentina al Grupo Financiero Galicia por 550 millones de dólares. Esta transacción abarcó todas las operaciones de HSBC en el país, incluyendo banca, gestión de activos y seguros. ​

El banco brasileño Itaú, vendió su unidad en Argentina al Banco Macro por aproximadamente 50 millones de dólares. Esta venta comprendió 99 sucursales y más de 400.000 clientes. Hay más: Telefónica, Clorox, Xerox, Hasbro, Falabella, Walmart, Latam Airlines, Mercedez Benz y siguen las firmas…

Según Forbes, tres importantes actores del sector analizan desprenderse parcial o totalmente de sus activos, siguiendo los pasos recientes de ExxonMobil. Equinor, la petrolera noruega, ha encomendado al Bank of América evaluar el interés del mercado en sus participaciones en Bandurria Sur y Bajo del Toro Norte, tras resultados decepcionantes en su proyecto offshore en el Mar Argentino. Sin embargo, la empresa mantendría su apuesta en otros bloques offshore frente a la costa bonaerense y Tierra del Fuego, aunque estos últimos despiertan poco interés debido a las enormes incertidumbres exploratorias.

Por su parte, TotalEnergies sorprendió al mercado cuando su CEO global, Patrick Pouyanné, anunció en la prestigiosa conferencia CERAWeek la intención de desprenderse de licencias para producir shale oil en Argentina, particularmente en áreas valiosas como La Escalonada y Rincón de la Ceniza. Fuentes cercanas a la compañía aclararon que esto es parte de un proceso normal de evaluación y no implica un retiro definitivo del país. De hecho, TotalEnergies continúa fuertemente posicionada en el sector gasífero argentino, liderando el proyecto offshore Fénix, recientemente iniciado junto a Pan American Energy y Harbour Energy, con una inversión cercana a los US$ 700 millones.

La tercera empresa que evalúa su salida es Petronas, la petrolera estatal malaya, que tras abandonar el proyecto Argentina GNL en sociedad con YPF, ahora considera desprenderse de su participación en La Amarga Chica, uno de los bloques petroleros más productivos de Vaca Muerta. Según la compañía, citada por Forbes, esta revisión forma parte de su estrategia global de ajuste permanente frente a la evolución del panorama energético mundial. La salida del proyecto de exportación de GNL en conjunto con YPF, merece un capítulo aparte.

Este fenómeno se explica parcialmente por la notable valorización de Vaca Muerta tras superar una compleja curva de aprendizaje en técnicas extractivas y resolver importantes desafíos de infraestructura. La operación de Pluspetrol adquiriendo activos de Exxon por cifras elevadas incentivó a otras multinacionales a considerar monetizar sus inversiones en el contexto actual de estabilidad relativa y expectativa de flexibilización cambiaria.

Sin embargo, no todas las multinacionales siguen esta tendencia. Shell, Chevron y Harbour Energy mantienen firmes sus planes de expansión en Argentina. Shell recientemente suscribió acuerdos con YPF para desarrollar infraestructura de gas natural licuado (GNL), mientras Chevron posiciona a Argentina entre sus activos estratégicos globales, apuntando a cuadruplicar su producción local. Ambas participan además del proyecto VMOS, que comprende un gran oleoducto hacia la costa rionegrina. Harbour Energy también reafirma su compromiso con Argentina como núcleo clave dentro de su estrategia global, anticipando un crecimiento sustancial de sus operaciones en el país.

Horacio Marín, CEO de YPF, anunció recientemente la aceleración del plan de desinversión en proyectos de exploración offshore. La compañía busca vender participaciones mayoritarias en siete áreas de exploración en alta mar, seis ubicadas frente a la costa argentina y una en Uruguay. YPF está en conversaciones con una importante empresa petrolera extranjera para la venta de una parte de su participación en un bloque en Uruguay y podría ofrecer otras áreas offshore a través de una ronda de licitaciones. El objetivo es reducir su presencia en campos maduros y concentrarse en desarrollos de mayor escala, particularmente en proyectos de GNL, con la meta de iniciar exportaciones en 2027.

Otros desinversores

En el último año, varias empresas energéticas han anunciado o concretado la venta de activos en Argentina. Hace aproximadamente dos semanas, la empresa brasileña Raízen S.A. (integrada por Cosan y Shell) inició el proceso de venta de su refinería de petróleo y su red de estaciones de servicio en Argentina, contratando a JPMorgan Chase & Co. como asesor financiero.

Por su parte, la estatal chilena ENAP vendió hace dos meses sus activos en Argentina por cerca de U$S 41 millones a una compañía controlada por el grupo financiero estadounidense XTellus Partners.

Otra estatal, la noruega Equinor (ex Statoil) informó que está considerando vender sus activos onshore en la región de Vaca Muerta, incluyendo participaciones en las licencias Bandurria Sur y Bajo del Toro Norte.

A la cabeza del desprendimiento de activos está YPF, que ha implementado una importante desinversión y reestructuración de su portafolio de activos, enfocándose en proyectos más rentables. En julio de 2024, YPF concretó la venta del Clúster Neuquén Norte, un conjunto de pozos maduros ubicados en la provincia de Neuquén. Los compradores fueron Bentia Energy, empresa fundada por el exministro de Energía Javier Iguacel, en asociación con Sima Ingeniería.

También el Grupo Pérez Companc compró recientemente activos petroleros que pertenecían a YPF, marcando el retorno del grupo al rol de operador directo en la producción petrolera. La principal adquisición concretada fue la del área petrolera El Trébol-Escalante, en la provincia de Chubut, operación valuada en 114,5 millones de dólares. Además, Pérez Companc (a través de Pecom, su subsidiaria energética) ha mostrado interés en adquirir otras áreas que YPF tiene en proceso de desinversión, como Campamento Central-Cañadón Perdido, también en Chubut.

TotalEnergies también ha tomado decisiones significativas respecto a sus activos en Argentina. En marzo de 2025, Patrick Pouyanné, CEO global de TotalEnergies, confirmó que la compañía está evaluando la venta de sus activos de petróleo no convencional en Vaca Muerta, específicamente los bloques La Escalonada y Rincón de la Ceniza, ubicados al norte de la provincia de Neuquén. Se espera que las primeras ofertas por estos activos se reciban entre finales de marzo y principios de abril.

En diciembre de 2024, ExxonMobil acordó vender la totalidad de sus activos en Vaca Muerta a Pluspetrol, una empresa de origen neuquino. La transacción incluyó cinco bloques en la formación Vaca Muerta y una participación del 21,3% en la empresa transportista de petróleo Oldelval. El monto de la operación se estimó en aproximadamente 1.700 millones de dólares.

¿Por qué tantas ventas?

La razón de estas reestructuraciones en el sector hidrocarburífero podría responder a una combinación de factores, tanto globales como locales.  El principal argumento que esgrimen públicamente las empresas vendedoras, el “reenfoque estratégico global”.

Un aspecto que no integra el discurso público de las empresas, es la necesidad de liquidez o desendeudamiento. Empresas como Raízen (formada por Shell y Cosan) pueden estar buscando liberar capital para otras operaciones más prioritarias. Lo mismo vale para ENAP o incluso Exxon, que busca monetizar activos no esenciales.

Aunque no lo manifiestan públicamente, la incertidumbre macroeconómica y regulatoria que aún subsiste en la Argentina es uno de los factores decisivos. La persistente inestabilidad cambiaria, los controles de precios (como en combustibles y tarifas), la falta de acceso libre a divisas y las intervenciones estatales (que aún el gobierno libertario aplica como herramienta política) proecupan a los planificadores en el largo plazo. La percepción de riesgo país sigue siendo alta.

Otras energéticas

En el último año, además de las empresas hidrocarburíferas mencionadas, otras compañías han iniciado procesos de venta o desinversión de activos en el sector energético argentino.

En febrero de 2023, Enel Américas firmó la venta de sus participaciones en Enel Generación Costanera y Central Dock Sud a Central Puerto por una suma total de US$ 102 millones de dólares.

El Gobierno nacional acelera la privatización de Enarsa, buscando desprenderse de activos estratégicos como centrales térmicas, participaciones en Transener y gasoductos. Se estima que la venta de estas participaciones podría generar ingresos significativos para el Estado.

La mayor transportadora de energía eléctrica de Argentina ,Transener, está en proceso de privatización. Desde diciembre, sus acciones han aumentado su valor, y se estima que la venta de la participación estatal podría generar ingresos considerables.

Estas operaciones reflejan una tendencia en el sector energético argentino hacia la reestructuración y optimización de activos, influída por factores económicos, políticos y estratégicos.

Estas decisiones no siempre significan una “huida” del país.  Una huida suele ser desordenada, reactiva, y motivada por un deterioro abrupto del entorno (como riesgo de expropiación, colapso macro o inseguridad jurídica extrema). No parecen ser los casos mencionados. Las salidas que se observan—como la de Exxon o la potencial de Total— están siendo negociadas cuidadosamente, con compradores bien posicionados y precios importantes.