Como consecuencia del aumento de las tarifas residenciales realizado por el gobierno de Javier durante el primer semestre del año, la demanda —tanto la de los hogares como la industrial— terminará pagando a fin de año el 81% del costo de la electricidad y el 82% del gas natural sin necesidad de que haya nuevos aumentos medidos a precios constantes, según un informe elaborado por el ex ministro de Energía, Gustavo Lopetegui, el último titular del área durante la administración de Cambiemos. Eso implica que el Ejecutivo ya ha transitado la mayor parte del camino que implica la quita de subsidios a la energía que paga el Estado. Sin embargo, para que ese supuesto se cumpla el gobierno debería continuar ajustando el dólar solo un 2% mensual y evitar una nueva devaluación; el gran riesgo que acarrea el programa macroeconómico que lleva adelante el ministro Luis ‘Toto’ Caputo.
En el caso de la electricidad, la demanda residencial pagaba, en promedio, solo el 22% del costo total en enero de 2024. Con los aumentos tarifarios aplicados en febrero ese porcentaje se elevó al 61%, cayó al 40% en mayo y luego del último ajuste, el porcentaje que paga la demanda trepó al 70% del costo monómico, tal como se conoce en la jerga eléctrica al costo real de generar energía eléctrica.
Según la proyección trazada por Lopetegui, en noviembre ese porcentaje subiría al 86% y cerraría el año en el 81% sin necesidad de que se ajusten las tarifas. Esa cobertura se encuentra entre las mayores de las últimas décadas, siendo similares a las alcanzadas en 2018/2019.
En el gráfico que muestra la evolución (ver aparte) se puede ver que los usuarios residenciales N2 (ingresos bajos) y N3 (ingresos medios) están todavía sustancialmente por debajo de esos porcentajes, pero los usuarios N1 (ingresos altos), las industrias y los comercios en algún momento del año pagan una tarifa incluso superior a los costos que compensa el hecho de que en el invierno lo que abonan no llega a cubrir el 100 por ciento del valor de la energía.
¿Por qué en los próximos meses subiría el porcentaje del costo que cubre la tarifa de luz sin necesidad de que haya nuevos medidos a precios constantes? Porque en el invierno el costo monómico aumenta ya que la energía local no alcanza a satisfacer la demanda y es necesario importar a un precio mayor. Una vez superado el pico de consumo de los meses de temperaturas bajas, el costo promedio de generación de la energía consumida baja porque la dependencia de la importación se reduce. Algo similar ocurre en el caso del gas.
Lopetegui destaca incluso que el pleno funcionamiento de los nuevos gasoductos, tanto los ya construidos como los que están en construcción, ayudará a disminuir la necesidad de importar gas y, por lo tanto, el costo promedio del gas y el de la generación de electricidad el año próximo será menor. De hecho, en 2023 el costo de generación de electricidad por mes fue de US$73 por MWh. Este año ese costo se reduciría a US$ 67 y la estimación es que el año próximo podría bajar a US$ 64 por MWh si aumenta la capacidad de inyección del Gasoducto Néstor Kirchner y entra el operación la reversión del Gasoducto del Norte para reemplazar gas proveniente de Bolivia.
De este modo, la brecha remanente entre ingresos y costos debería reducirse todavía más con solo mantener las tarifas actuales en dólares. Sin embargo, eso no será sencillo porque el frente cambiario no está despejado y una nueva devaluación del peso haría retroceder varios casilleros en el camino destinado a reducir los subsidios ya que en ese caso se deberían aplicar fuertes aumentos en pesos para mantener constante la brecha.
Subsidios
Los subsidios a la energía llegaron a representar el 3,5% del PBI en 2014 durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, bajaron al 1,4% en 2019 luego de los aumentos que aplicó el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, tras la asunción de Alberto Fernández, y potenciados por la pandemia, los subsidios volvieron a subir hasta representar un 2,3% del PBI en 2021. En 2023 Massa los redujo al 1,7%. Este año bajarían al 1,1% y la proyección para 2025 indican que podrían retroceder hasta el 0,8% por las menores importaciones, aunque para ello es necesario evitar una nueva devaluación del peso.
Combustibles
El informe también destaca que la demanda afronta actualmente el 82% de los costos totales de nafta y gasoil porque todavía resta aplicar una actualización pendiente del impuesto a los combustibles.
En marzo de 2021 el valor del impuesto a los combustibles se congeló y en enero de 2024 el atraso representaba el 31% del precio del surtidor. Entre febrero y agosto el atraso se redujo al 18% y lo que señala Lopetegui es que incrementando el impuesto en el equivalente al 1% mensual del precio en surtidor, a fines de 2025 quedaría solo un 4% de atraso.
, Redaccion EconoJournal