Hoy día ya no basta con el rendimiento económico para triunfar en el sector privado. Ahora también se pide a las empresas un compromiso activo en lo que respecta a políticas sociales y ambientales.
Sin embargo, a pesar de que en julio de este año se declaró en la Argentina el estado de “emergencia climática y ecológica”, los empresarios locales aún no han encontrado la forma de reestructurar sus economías de manera tal que no perjudiquen al medioambiente.
En el primer reporte del Índice de Triple Impacto, realizado por Sistema B y Deloitte, se midió el accionar de 2172 empresas del país de cara a la crisis climática. Las organizaron por sectores económicos (manufactura, agroindustria, comercio, tmt, servicios con impacto ambiental significativo y servicios con bajo impacto ambiental) y las dividieron en empresas chicas (menos de 250 empleados) y medianas o grandes (más de 250 trabajadores).
Las cifras que encontraron resultaron alarmantes, principalmente entre las grandes empresas. Hallaron que solo el 4% de ellas utiliza energía renovable de bajo impacto, en comparación a un 19% de empresas chicas.
“Entendemos que los cambios en las pequeñas empresas resultan más sencillos porque ya fueron creadas con estos valores y pensamientos modernos, pero también son las grandes las que tienen mayor incidencia en el clima”, explicó Paula Mantel Amari, gerente de Deloitte Argentina, en la presentación del Índice.
Por otra parte, solo el 20% de las más grandes adoptó alguna práctica para minimizar el impacto ambiental del transporte en su cadena de suministro y distribución, mientras que en las micro pequeñas el resultado es del 56%. Finalmente, el 26% de las medianas grandes declaró haber haber adquirido equipos ecológicos en los últimos dos años, en comparación al 63% de las micro.
Si bien se tuvieron en cuenta otros indicadores, cómo la reducción del impacto de los traslados, la gestión ambiental del transporte, el monitoreo de emisiones atmosféricas y la intensidad de emisiones de carbono, en ningún caso las empresas lograron llegar al impacto deseado.
Sofía Isasmendi, integrante del equipo de Sistema B Argentina, incentivó a que estas cifras sean un incentivo para los empresarios: “No terminamos de entender lo fundamental que son estas temáticas, independientemente del sector o industria que te atañe. Las empresas generan un impacto genuino en el desarrollo sustentable y ojalá que a partir de los resultados medidos se generen conversaciones que son necesarias”.
En la misma línea, Alfredo Pagano, socio de Deloitte afirmó: “Esta iniciativa pretende acercar información que brinde un marco de referencia para delinear acciones que mejoren el impacto de las organizaciones, que sea una fuente de inspiración y las impulse a pasar a la acción”.
Otros de los rubros medidos y presentados, consideraros cómo transversales, fueron “Ética y Transparencia” y “Diversidad e Igualdad de oportunidades”. Con estos calibres, llegaron a empresas que “nunca antes habían medido su impacto económico, social y ambiental”.
“Nuestro sueño es que los sucesivos reportes sean comparables para mostrar en el tiempo la evolución del sector empresarial argentino hacia prácticas y modelos de negocio de Triple Impacto. Sin duda el desarrollo de un país más próspero, sostenible, resiliente, e inclusivo es un trabajo que va a tener que involucrarnos a todos”, afirmó Alejo Cantón,Presidente Consejo Empresario Sistema B Argentina.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/comunidad/solo-4-grandes-empresas-argentinas-usa-energia-nid2300261