Energía eólica: un sector con margen para crecer pero con futuro incierto
La Argentina es el quinto productor de energía eólica en el continente americano, detrás de Estados Unidos, Brasil, México y Canadá. En el país hay 46 parques eólicos con una capacidad instalada de 2205 mw, y este año deberían sumarse otros 14 según el cronograma de Cammesa, la compañía que regula el mercado eléctrico, pero hay demoras por la cuarentena del Covid-19. El atractivo del sector fue determinante para captar inversiones de los principales fabricantes de aerogeneradores del mundo, Vestas y Nordex. Ya comenzaron, también, los primeros pasos en exportación pero su continuidad no está garantizada. Todo es incertidumbre y buena parte de las empresas están frenadas esperando definiciones del Gobierno para renovables.
A fines de julio, desde el puerto bonaerense Dock Sud se realizó la primera exportación de torres eólicas de la Argentina; en total son 60 tramos de torres del proyecto Outlaw. Hay un segundo proyecto, denominado Pryor, con 42 tramos más. Ambos son para Estados Unidos. Gri Calviño Towers Argentina, la empresa responsable del producto, surgió de una asociación entre la española Gestamp Renewable Industries con Metalúrgica Calviño S.A, una empresa local que fabrica equipamiento industrial, especializada en puentes grúa y grúas pórticos de servicio pesado.
En el 2011 la firma argentina comenzó su unidad de negocios para la fabricación de torres eólicas para generadores de alta potencia y, hace tres años, cerró la alianza con la española que se dedica al diseño, fabricación y comercialización de toda la cadena de valor del sector industrial eólico. Forma parte del holding de la Corporación Gestamp y cuenta con una docena de fábricas en el mundo. La inversión es de US$20 millones con el objetivo de producir 300 torres al año.
Después de abastecer a distintos proyectos en el mercado local y ante la tendencia decreciente del sector desde hace poco más de un año, Gri Calviño buscó la alternativa de a exportación para manera mantener operativa la empresa.
La otra salida al mundo de la industria eólica fue hace unas semanas a través del puerto de Zárate; la concretaron la empresa española-argentina Haizea Sica, conformada por los grupos Haizea Wind Group y Sica Metalúrgica Argentina S.A. Embarcaron 27 tramos torres eólicas para Vestas. La compañía es una pionera en la industria eólica nacional, con una planta industrial preparada para producir unos 450 tramos de torres anuales.
Haizea Sica opera desde 2017 y proveyó equipos para 60 proyectos eólicos del programa Renovar en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y la Patagonia. En el corriente mes volverá a despachar, serán 39 tramos más. Tanto la santafesina Sica y la bonaerense Calviño son empresas que venían de otros rubros y que, asociadas con capitales internacionales, se especializaron en tramos de torres eólicas.
Un proceso similar pero para la producción de torres de hormigón es el que realizaron Prear, Pretensa y Fabri. En el caso específico de aerogeneradores, llegaron dos líderes mundiales: el primero fue la danesa Vestas que tiene su planta en Campana (Buenos Aires) y el otra fue Nordex Group (Nordex y Acciona) que cerró un acuerdo hace poco más de un año y medio con la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), ubicada en Córdoba. No sólo realiza el ensamble de componentes sino también la fabricación de palas.
El futuro
¿Son estas operaciones “brotes verdes” de un sector con futuro en la exportación? Para Héctor Pagani, presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica, “no hay señales de ningún tipo” de la Secretaría de Energía sobre qué va a pasar con las renovables. “Para que el sector siga creciendo hay que modificar la actual ley y llevar la meta al 30% en vez de al 25% para 2030. Así la industria tendría que producir unos 600MW al año que son unos 200 aerogeneradores, y ya es volumen. Sino, llegaremos al 2020 con 4500MW instalados y creceremos unos 150MW por año. Con 60 generadores no hay base”. Desde Energía no hubo respuestas a las consultas de La Nacion.
Pagani plantea también que la industria debe avanzar en producir no sólo torres, que son el 23% del aerogenerador completo, sino el resto de las partes. Las dos empresas argentinas que los hacen son RNG Patagonia (de 1,5MW) e Impsa (de 2,2MW y tiene uno avanzado uno de 4,9). Pagani insiste en que la clave para la evolución de la industria es crecer en la generación de renovables. “El mundo tiene como objetivo llegar a la mitad de la matriz con esa característica en 2050”, ejemplifica.
Pablo Díaz Delfino, consultor titular de Bitácora, dice que hay potencial para generar cadenas de proveedores para la industria eólica. “Están los recursos, lo complejo es el transporte y la clave es la financiación. Por ejemplo, en el caso de las torres se requiere de volumen para que el negocio sea competitivo; unos 100 tramos al año de producción es la base necesaria. Hace falta previsibilidad porque si no nadie invierte”.
A su criterio, las exportaciones logradas no son fruto de “una gestión comercial” y del planeamiento del sector, sino que ayuda el contexto internacional. “La guerra entre Estados Unidos y China tiene coletazos para el sector, entonces proveedores que deben cumplir con acuerdos en diferentes partes del mundo echan mano de las estructuras que tienen. Los costos se van compensando. Para sostener las operaciones hace falta una política clara y acompañamiento“.
Los grandes
Todavía en la Argentina está en desarrollo la cadena industrial relacionada a la generación de energías renovables; la mayor parte de la oferta se asienta sobre industrias metalmecánicas y proveedores de equipos y componentes eléctricos (transformadores, conductores, baterías). Desde el sector estiman en un centenar las firmas que podrían trabajar como proveedoras. Hace poco menos de dos años la argentina Newsan (productora de pequeños electrodomésticos) transformó su planta de Campana en una de aerogeneradores de última tecnología en sociedad con Vestas, líder mundial.
En Campana, donde se invirtieron US$22 millones, se hacen los “nacelle” (el componente principal de la turbina eólica ubicado encima de las torres). El objetivo de la danesa era avanzar en la integración de partes nacionales en el ensamblaje hasta alcanzar el 50% en 2023. A fines del año pasado, Andrés Gismondi, Country Manager de Vestas en la Argentina, admitió que para la sostenibilidad de la producción requieren un mercado de 1000 megavatios por año de energías renovables (unos 700 de eólica); por debajo de esos parámetros sería más competitivo importar equipamiento.
En ese momento habían empezado a evaluar posibilidades de exportación a los países vecinos. “Estamos en hibernación”, fue la definición de voceros de Vestas internacional. Newsan es el “brazo industrial” de la danesa; no tiene juego propio en el sector de las energías.
Una mirada similar a la de Vestas tuvo la europea Grupo Nordex al asociarse con FAdeA hace poco más de un año para ensamblar aerogeneradores: “Vamos a consolidarnos primero en el mercado interno y después pensaremos en exportar”, dijo José Luis Blanco, CEO mundial. La clave para iniciar esa etapa era ganar volumen local para hacerse más competitivos.
Para Díaz Delfino hay posibilidades de “seguir desarrollando” proveedores ya que la matriz energética argentina es “antigua”. Admite que entre la pandemia por el coronavirus y la inestabilidad macroeconómica argentina hay demoras en los proyectos locales de parques eólicos. “Con dos por año, de 15 aerogeneradores, se requieren unos cien tramos de torres, la base que necesita un fabricante. Así es un mercado muy chico. Se podría exportar a países vecinos básicamente”.
Un dato que aporta es que Brasil está “muy desarrollado”; la energía eólica es la segunda fuente de su matriz energética. Según la Asociación Brasileña de Energía Eólica (ABEEólica), la capacidad instalada en el país alcanzó los 16 GW en el primer semestre de 2020. Hay 637 parques eólicos y 7738 aerogeneradores..
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/energia-eolica-sector-margen-crecer-pero-futuro-nid2452922