Donald Trump dejó en claro en su campaña que quiere más producción de petróleo en EE.UU., repitiendo el ya clásico lema “Drill, baby, drill” (esbozado por primera vez en el ya distante 2008). Sin embargo, las petroleras estadounidenses parecen mas interesadas en mantener el status quo de la extraccion en el pais del norte .

El motivo principal es la rentabilidad. Para los productores de crudo, bombear más petróleo sin un aumento claro en la demanda podría hacer que los precios caigan, reduciendo sus ganancias. Aunque esto podría beneficiar a los consumidores con precios más bajos en gasolina y otros combustibles, las empresas prefieren mantener el equilibrio. Actualmente, la industria de shale oil ya está operando a niveles históricos, mientras que el mercado global sigue lidiando con una sobreoferta.

Darren Woods, CEO de ExxonMobil, explicó la situación en una entrevista con CNBC: “Si los precios del crudo bajan, los ingresos de la industria disminuirán y las ganancias se verán afectadas”

Incluso empresarios petroleros que han apoyado a Trump financieramente tienen dudas sobre su plan insignia. Bryan Sheffield, un magnate del sector en Texas que donó más de un millón de dólares a la última campaña del expresidente, dijo claramente en The Wall Street Journal: “Si aumentamos la producción como sugiere Trump, nuestras acciones se desplomarían”.

Las compañías de petróleo en EE.UU. tampoco ven razones de peso para extraer más crudo en este momento. Según la Reserva Federal de Kansas City, solo considerarían aumentar la producción si el precio del barril llegara a los 84 dólares, un 15% más alto que el nivel actual.

A esto se suman los efectos de la guerra comercial entre EE.UU. y China. Esta semana, el precio del crudo estadounidense cayó casi un 2% luego de que entraran en vigor nuevos aranceles de ambas partes, incluyendo un 10% impuesto por el gobierno chino sobre el petróleo de EE.UU.

A pesar del poco entusiasmo de los productores, Trump sigue presionando para que el petróleo sea más barato. En una llamada reciente con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, dijo que le pediría a Arabia Saudita que bajara los precios. En el Foro Económico Mundial en Davos, hizo un llamado similar a los países de la OPEP, argumentando que esto reduciría los ingresos petroleros de Rusia y complicaría la financiación de su guerra en Ucrania.

Sin embargo, según Business Insider, esta estrategia tiene pocas probabilidades de éxito. Además, tampoco es bien vista por las petroleras estadounidenses, ya que una caída en los precios aumentaría la competencia y reduciría sus márgenes de ganancia.

En los últimos dos años, la OPEP ha mantenido recortes en su producción para estabilizar los precios, aunque se espera que esas restricciones comiencen a levantarse poco a poco.

De todos modos, los analistas creen que el mercado seguirá con un exceso de oferta, lo que mantendría la presión a la baja sobre los precios del petróleo durante 2025.