Según el análisis, el rápido aumento de la infraestructura eólica y solar fotovoltaica en el sistema energético, con el respaldo de soluciones flexibles de almacenamiento de energía para equilibrar su intermitencia, sólo aumentaría el costo de la energía en alrededor de US$1.00 por MWh hasta el año 2030.
Tras este período de rápido desarrollo de las energías renovables, el Coste Nivelado de la Electricidad (LCoE por sus siglas en inglés) se reduciría drásticamente a menos de US$33.00 dólares por MWh para 2050, casi la mitad del precio actual de US$54.00 por MWh.
Lo más importante es que la eliminación gradual del carbón de aquí a 2030 también supondría una drástica reducción de las emisiones de carbono, que se reducirían en un 84%, pasando de unos 24 millones de toneladas de CO2 en 2021 a 4 millones de toneladas de CO2 en 2030.
Los hallazgos, publicados en el informe de Wärtsilä «Front-loading Net Zero», muestran la urgencia y la viabilidad de adelantar los planes de energía limpia de Chile. El informe demuestra que los sistemas de energía neta cero son alcanzables sobre la base de tecnologías ya disponibles a gran escala en países alrededor del mundo y no tienen que costar mucho más.
Alejandro McDonough, Director General Ejecutivo de Wärtsilä en Chile, y coautor del informe, expresó lo siguiente: «La notable composición geográfica de Chile y la formulación de políticas ambiciosas han catapultado su sector de energías renovables, permitiendo que el país se convierta en un líder en la producción de energía limpia en Sudamérica.
Sin embargo, a pesar de un fuerte movimiento hacia las energías renovables, la flota de combustibles fósiles de Chile sigue limitando su transición hacia un sistema 100% renovable”.
«El riesgo al que se enfrenta Chile es no actuar con la suficiente rapidez. Hay que tomar medidas urgentes para sustituir los sistemas eléctricos alimentados con carbón, así como las turbinas de gas de ciclo combinado que no son flexibles, y que no pueden equilibrar eficazmente las energías renovables. Nuestra modelización demuestra que esto no sólo es posible, sino que es alcanzable en base a las tecnologías actuales que están disponibles a gran escala».
Para cerrar la brecha creada por la eliminación gradual del carbón para 2030, Chile debe añadir 15.0 GW de energía solar fotovoltaica y 5.2 GW de capacidad eólica de aquí a 2030 para satisfacer la futura demanda de electricidad.
También se necesitan 9.5 GW de capacidad flexible, proporcionada tanto por almacenamiento de energía como por centrales térmicas de equilibrio, para gestionar la intermitencia de las energías renovables y proteger la seguridad del suministro.
En los últimos años han aumentado los llamados para acelerar la eliminación gradual del carbón en Chile, y las empresas privadas ya han empezado a cerrar sus flotas de carbón. Enel, la mayor empresa eléctrica de Chile por capacidad instalada, se ha comprometido a cerrar toda su flota de carbón chilena para 2023.
ENGIE y AES también se han comprometido a acelerar la eliminación progresiva del carbón. En abril de 2021, el Ministro de Energía chileno, Juan Carlos Jobet, anunció nuevos planes para cerrar la mitad de las plantas de carbón de Chile para 2025.
Alejandro McDonough continuó diciendo: «Al avanzar rápidamente hacia una energía 100% renovable, Chile tiene el potencial de cambiar drásticamente el ecosistema energético en las Américas. Las exportaciones de energía limpia podrían generar un cambio drástico en la región, lo que crearía una nueva oportunidad para que Chile se sitúe como líder internacional en energía limpia».
El informe también muestra que una rápida transición hacia las energías renovables desbloqueará las exportaciones de energía limpia en el futuro, lo que permitirá que Chile se convierta en uno de los principales exportadores de energía en las Américas.